¿Sabemos decodificar el lenguage de Diós?
Diós habla.
Y esta lenguage divino se traduce en una poesia de vida.
No es necesario una percepción profunda para extrair la grandeza de Diós en las situaciones más banales de nuestras vidas. Este sabio lenguaje puede estar en la simple sonrisa de un niño, en la lágrima que cae de nuestros ojos, en el dolor de alguien que ya no está entre nosotros...por fin,¡Diós, es amor!
Y su amor por nosotros, es Jesús ¿Y que fuela vida de Jesús, sino la esencia del verbo amar?
Podremos entonces comprender que el amor es un sentimiento para ser aprendido. Nos resta interpretar el lenguaje divino de acuerdo con nuestra voluntad de aprender. Por lo tanto ¿quién questionará los mistérios de Diós?¡ Él nos ama y nos lapida a cada momento para que podemos brillar!
Aunque no percibamos, Él está presente, y Él fluye ahora en este instante diciendole:
¡Yo te amo!
Así como un niño le da la mano a su padre, sin preocuparse para donde van, debemos seguir confiantes, puesto que Diós quiere lo mejor para nosotros.
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